lunes, 8 de junio de 2015

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No le dije a Agustín que sus palabras me habían desarmado por semanas.
no le dije a Ivan, que su sonrisa me parecía la más linda de toda zona norte.
No le dije a Jony, que sus abrazos eran hermosos, pero su voz era horrible.
no le dije a Javier que estaba locamente enamorada de el,
y no le agradecí a Juan por haberme llamado el día que murió Javier.
ni le dije a Manuel, que gracias a el, aquel día, pude sonreír.
A veces siento que soy una luz que nunca se termina de encender.

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